No hay vuelta de hoja, tus zapatillas -por mucho que las valores, prestes atención a tus pasos o las trates con el máximo nivel de precaución- se van a ensuciar.
Con los festivales de verano, las exploraciones fuera del asfalto y los viajes a la playa como excusas perfectas para escabullirte (por no hablar de la actividad deportiva real), hemos llegado al destino final los mejores consejos para mantener relucientes tus preciosas zapatillas blancas mucho después de haberlas sacado de la caja.
Mezcla unas gotas de jabón líquido en una taza de agua tibia. Moja el cepillo de dientes y frota suavemente.
Utiliza una esponja de goma para arañazos y manchas en las suelas. Utiliza un paño húmedo para limpiar cualquier resto de suciedad y rellénalas con toallitas de papel para absorber la humedad interior y mantener la forma mientras se secan las zapatillas.
Seca las zapatillas a temperatura ambiente. Deja siempre que las zapatillas se sequen completamente antes de ponértelas para tu siguiente entrenamiento o actividad.
La mayoría de las zapatillas tardan al menos 8 horas en secarse completamente.
Cómo lavar las zapatillas en la lavadora
Antes de lavarlas, es importante cepillarlas con un cepillo de cerdas suaves para eliminar el barro o la suciedad secos.
Si tus zapatillas están muy sucias, coge un palillo de dientes y mételo en todos los espacios pequeños: alrededor de los ojales y en las ranuras alrededor de la entresuela.
Así evitarás que tu lavadora se atasque con el exceso de barro, y también que otras prendas se ensucien más en el siguiente lavado.
Para conseguir una limpieza adecuada, primero tienes que quitar los cordones. Intenta recordar cómo estaban atados para poder volver a enhebrarlos después de la limpieza; puedes hacer una foto de los cordones si es necesario.
Para evitar que la suela quede empapada, retira también la plantilla. Suelen estar hechas de espuma, que es una pesadilla para secar.
Lava los zapatos y las zapatillas únicamente en una lavadora fría o a baja temperatura.
Recomendamos utilizar detergente líquido en lugar de detergente en polvo o en cápsulas, ya que es más probable que se disuelva por completo a temperaturas más bajas.
Protege tus zapatillas metiéndolas en una bolsa de malla. Si no tienes una, puedes utilizar una funda de almohada atada en un extremo.
No las laves solas: se agitarán y podrían dañar el calzado y la lavadora. Mete algunas toallas u otras prendas en la lavadora para absorber los impactos y equilibrar la carga.