Todos los años, durante la Navidad preparamos una cantidad ingente de comida porque no queremos correr el riesgo de quedarnos cortos y que nuestros invitados se queden con hambre. Es algo normal, pero luego nos encontramos con un exceso de sobras con las que no sabemos que hacer.
- Guardar las sobras en tuppers o recipientes distintos a los recipientes que se han utilizado para cocinar y taparlos herméticamente. Después envolverlos con papel de plástico de cocina y anotar la fecha de cocinado.
- Realizar el recalentado a fuego lento hasta que, partiendo de una temperatura de nevera, el corazón de la elaboración esté caliente. Siempre que a la elaboración no le afecte, puede llegar a la ebullición.
- Descartar los guisos que presenten síntomas sospechosos, color extraño, mal olor o textura más tierna de lo normal.
- Para platos de consumo frío, introducir la ración en un recipiente limpio, cerrarlo herméticamente y conservarlo en el frigorífico. Sacarlo justo antes de volverlo a consumir y, una vez sacada la ración necesaria, volverlo a refrigerar.
- Si se trata de preparaciones calientes, dejarlas enfriar previamente a temperatura ambiente no más de una hora, y nunca introducirlas calientes en la nevera. Tapar inmediatamente después de manera hermética y guardar refrigerado.
- Evitar elaboraciones a base de huevo, muy especialmente si es crudo como salsas mahonesas, de modo que, si no es posible, es mejor prescindir de reutilizar estas salsas.
- Optar siempre por productos estables e higienizados.
- No consumir alimentos preparados con más de 48 horas de antelación o si tenemos alguna duda sobre su estado.