Se suele pensar que la cera es «la suciedad» de los oídos, es decir, una sustancia que se forma debido a una mala higiene del conducto auditivo.
En realidad, el cerumen es una secreción producida por nuestro propio organismo con la finalidad de capturar pequeñas partículas de suciedad y polvo que podrían entrar en el oído; además, su pH ácido tiene una función antibacteriana, previniendo la aparición de infecciones.
A continuación, las células del conducto auditivo externo, que tienen una acción autolimpiadora, empujan el cerumen hacia el exterior y, gracias a este trabajo en sinergia, mantienen los oídos limpios y protegidos.
Contrariamente a lo que puedas pensar, la cera es tu amiga. Impide que bacterias, hongos e insectos penetren en el oído.
Para eliminar la cera de los oídos de forma eficaz, la persona debe:
1 – Aplicar 2 gotas de aceite mineral o glicerina en el oído, utilizando un cuentagotas
2 – Aplicar 2 gotas de aceite mineral o glicerina en el oído,utilizando un cuentagotas
3 – Agarrar la parte superior de la oreja, tirando de ella hacia arriba
4 – Con una jeringuilla (sin aguja), rocíe una pequeña cantidad de agua tibia en el oído
5 – Gira la cabeza hacia un lado y deja que el agua sucia salga a un cuenco
6 – Seca el oído con una toalla suave, bastoncillos de algodón o un secador de pelo
¿Cómo eliminar la cera de los oídos de forma natural?
Entre los remedios de la abuela contra los oídos taponados, la mezcla de vinagre de vino blanco y alcohol es uno de los más populares.
Mezcla las dos sustancias e introduce unas gotas en el interior del oído con ayuda del gotero, manteniendo la cabeza inclinada hacia un lado durante 5 minutos.
Las causas más comunes de un oído tapado
La causa más común es, sin duda, el tapón de cerumen. Normalmente, el cerumen ayuda a la limpieza natural del oído, impide la entrada de polvo en el conducto auditivo y tiene una función lubricante.
Sin embargo, cuando hay una producción excesiva, o cuando el uso incorrecto de bastoncillos de algodón hace que se acumule en el fondo del conducto auditivo, la cera se compacta y se convierte en un auténtico tapón que impide que los sonidos lleguen correctamente al oído interno.
El agua en los oídos también es una de las causas más comunes de oído taponado, sobre todo en los niños pequeños, que tienen un conducto auditivo muy estrecho. El agua queda atrapada en los oídos al bucear, ir a la playa o a la piscina, pero también al lavarse con champú.
En el primer caso, siempre recomendamos utilizar tapones; en el segundo, utilizar el chorro de aire de un secador de pelo (no demasiado caliente) para secar inmediatamente el agua de los oídos.
Los resfriados y catarros también pueden favorecer la sensación de oídos taponados: la mucosidad y el catarro presionan las paredes del oído, provocando dolor y reduciendo el espacio para el paso del aire y el sonido.
Por último, existe el taponamiento del oído como consecuencia de un aumento de presión: es lo que ocurre durante las fases de despegue y aterrizaje de un avión, una sensación que todos los que han utilizado este medio de transporte han experimentado al menos una vez en su vida.
El oído se bloquea debido a la diferencia de presión entre el aire del interior del oído y el aire del exterior: si el primero no se descomprime con la suficiente rapidez en relación con el segundo, se produce la desagradable sensación de oído bloqueado.